Una mirada sucinta del devenir histórico y cultural de Reynosa, desde la antigüedad hasta el presente, basada en profesional investigación historiográfica con interesantes fotografías e inédita iconografía del valioso patrimonio cultural de esta gran ciudad, cuyo nombre se origina en el linaje de su pasado. Edición Especial Cultural Conmemorativa del R. Ayuntamiento a los 250 años de la Fundación del Nuevo Santander, hoy Tamaulipas.

Lic. Oscar Luebbert Gutiérrez

Me congratula brindar a los lectores esta importante obra, de elaboración paciente y cuidadosa, de profunda búsqueda en múltiples fuentes documentales e iconográficas, muchas de ellas nunca antes referidas o publicadas, y apoyada en la interpretación rigurosa de las mismas, pero expuesta de manera clara, de tal modo que también tenga un valor didáctico que estimule el interés y el estudio, aunados a la participación creativa en la forja cotidiana de nuestra gran ciudad. Quiero hacer un reconocimiento a quienes participaron en la compleja elaboración de este libro, y desear que sus páginas alienten el sentido de arraigo, pertenencia e identidad que el Ayuntamiento de Reynosa promueve para fortalecer la cultura local en el mosaico pluricultural de México.
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27. Último tercio de la centuria


Plano Villa de Reynosa inicios siglo XXU

na vez restaurada la república luego del triunfo de las armas nacionales contra la intervención francesa y el imperio de Maximiliano y del acceso al poder de Porfirio Díaz en 1877, México entró en una etapa de estabilidad política y de un sostenido desarrollo material, aunque un alto costo social; época que de hecho se prolongó hasta 1910, cuando la Revolución Mexicana marcó un dramático parteaguas histórico.
En gran parte del norte de Tamaulipas, el último tercio del siglo XIX se caracterizó por la marginalidad económica y el escaso aumento de la población, debido a que Matamoros dejó de ser la plaza mercantil fronteriza preponderante, al trasladarse el eje de intereses comerciales a las ciudades de Nuevo Laredo-Laredo (Texas), en virtud de la construcción ferroviaria que enlazó a México con los Estados Unidos. Reynosa vio coartado su desarrollo desde 1872 al ordenarse el cierre de su aduana fronteriza, sumergiéndose en su tradicional estilo de vida ganadera y rural. Un recuento de su evolución demográfica ilustra estos años, ya que durante cuarenta años la jurisdicción de Reynosa se conservó bastante estable, Sello Escuela Oficialfluctuando entre los 3,724 habitantes registrados en 1873, a los 6,780 que reportó el censo de 1910.
La cabecera municipal, por el contrario, mostró un ligero decremento en sus habitantes, entre los 2,500 habitantes que tenía en 1884, en comparación con los 1,575 habitantes censados en 1910 ¡cantidad menor al censo de traslado de la villa en 1802, que reportó la cifra de 1,631 vecinos!

A pesar del retroceso en su población Reynosa era una encantadora población fronteriza que vigilaba el río Bravo desde lo alto del lomerío de San Antonio dejando ver a la distancia el blanco reflejo de sus casas de piedra y huano, con techos de terrado, tejas o zacate, distinguiéndose inconfundible la torre de la Iglesia de Nuestra Señora de Guadalupe , único vestigio que hoy sobrevive de aquél nostálgico pasado.

Sin embargo, la época progresista obligaba al trabajo y así, el pueblo y autoridades de Reynosa construyeron en 1881 el parián en la Plaza Zaragoza, Palacio Municipal siglo XIXlo mismo que levantaron el segundo piso del Palacio Municipal, que se inauguró el 16 de septiembre de 1899, dándose con ello una despedida formal al siglo XIX.

Ya en los arranques del nuevo siglo, la educación primaria tuvo un impulso, al construirse en 1908, la Escuela para Varones Miguel Hidalgo.


Estacion ferroviaria de Reynosa Otro signo del nuevo siglo fue que al envejecer el régimen de Díaz y cesar el tutelaje de la jefatura del Distrito del Norte surgió la militancia de los clubes “Círculo Rojo” y “Círculo Verde” (Club Político Unión), muy presentes en el escenario político local de la época.



Plaza y kioskoEl nuevo siglo XX trajo consigo el enlace ferroviario definitivo entre Matamoros y Monterrey, después de largos años de construcción.
En efecto, sus trabajos se iniciaron en 1880, pero se suspendieron después, quedando tendido el tramo Matamoros-Reynosa-San Miguel de Camargo. En 1895 la empresa Camino de Fierro Nacional Mexicano adquirió los derechos de vía y dio continuidad a la obra hasta su terminación. En Reynosa se otorgaron setenta metros en el ejido del pueblo para el paso de la vía y la construcción de la estación ferroviaria, que al quedar terminada, estimuló el desplazamiento hacia allá de la traza urbana.
En contraste al júbilo que causó este enlace ferroviario, los reynosenses, como todos los fronterizos, lamentaron la derogación de la zona libre en 1905.

Escuela Miguel HidalgoEstadísticas de la época reportan que en 1910 el valor de la producción agrícola de Reynosa era de $24,969 por algodón, $37,800 por maíz y $37,800 por caña de azúcar. La producción de pieles fue de $11,288 de vaca y $8,005 de ganado cabrío.
La producción de ganado en pie se contabilizó en $96,260 de ganado vacuno, $25,118 de ganado caballar, $5,085 de asnos y $22,131 de ganado menor.